¿Sueñan las grúas? Recrecido de grúas y Nexus-6

He visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”.

Roy Batty en “Blade Runner” de Ridley Scott

Vincular una película de culto a un proceso de ingeniería de elevación como el recrecido de grúas a priori puede sorprender, pero tiene sentido. La épica escena del androide Nexus-6 despidiéndose desprende humanidad y la certeza de aceptar un fin inevitable. En un paralelo universo poblado de grandes grúas replicantes el desenlace sería otro, ya que podríamos prolongar con éxito su ciclo vida.

Basada en la novela “Do Androids Dream of Electric Sheep?” de Philip K. Dick, de 1968, el argumento de la película sitúa la historia en una sociedad post apocalíptica. Tras la Guerra Mundial Terminal, los humanos válidos son evacuados a otros planetas con el aliciente de poseer un androide o replicante, mientras que los especiales y los que deciden permanecer en la tierra viven en medio de una lluvia ácida persistente, una sociedad degradada y difícil. En su visión discutiblemente profética de la realidad, P.K.Dick da en el clavo con la obsolescencia programada. La vida de un androide orgánico Nexus-6 dura un promedio de 4 años, debido a que sus células no pueden ser reemplazadas.

Afortunadamente en el ámbito nuestro trabajo las máquinas de alto valor y complejidad como las grúas pueden adaptarse a las nuevas necesidades implementando muy diversos procesos de adecuación, como hace Zeuko mediante recrecido de grúas. Más allá de las capacidades asignadas por su fabricante cabe la oportunidad de la “reprogramación”.

Los primeros recrecidos de grúas

El proceso de recrecido de grúas se gestó por primera vez en los años 90, la misma década en la que sitúa la acción de la novela (1992). Principalmente se desarrolla a partir del año 2000 debido a la necesidad de mejorar la competitividad en las terminales de contendores.

Navieras como Maersk comenzaron a fabricar megabuques como el Maersk clase Triple E de 400 metros de eslora y 59 metros de manga. Este tipo de buque, capaz de transportar 2500 contenedores más que el modelo anterior de la misma naviera, el Clase-E, nos deja una cifra de 18000 TEUS de capacidad. Del mismo modo, utiliza la estrategia conocida como navegación lenta con el fin de reducir el consumo de combustible y emisiones de dióxido de carbono de una manera significativa.

Las grúas existentes hasta ese momento no eran suficientemente grandes ni tenían la capacidad requerida para este tipo de megabuques. En los puertos donde debían atracar estos barcos, principalmente rutas comerciales entre Europa y Asia se procedió entonces a adquirir nuevas grúas, más grandes y adecuadas a las nuevas necesidades, o realizar cambios en su estructura para poder seguir siendo funcionales. Dotándolas de mayor altura y alcance se pretendía adecuarlas a las características de estos nuevos buques.

Test Voight-Kampff y fases del recrecido de grúas

En la novela, este test realizado con una máquina que mide las reacciones corporales permite detectar a un androide para retirarlos y eliminarlos. Nuestros trabajos de recrecido de grúas con muy complejos y persiguen el objetivo contrario.

Previo a comenzar la ejecución del proyecto, se procede a la desconexión inicial de partes eléctricas, mecánicas y de seguridad de la grúa. Es entonces cuando entra en juego el verdadero proceso de recrecido.

Los trabajos de ingeniería que se realizan para acometer el recrecido abordan la totalidad de las fases del proyecto, que se basa principalmente en desmontar la grúa por la base, proceder seguidamente a su izado e implementar los suplementos necesarios para su aumento de altura. Del mismo modo se alarga la estructura de la pluma con la finalidad de mejorar su alcance en manga del buque. Estos trabajos conllevan una gran complejidad, y a ello se añaden las dimensiones de estas estructuras y su peso, que imposibilita su acometimiento de una sola pieza.

Tienen cuatro fases que corresponden a cuatro especialidades diferentes; muy aisladas entre sí, pero complementarias.

En la fase de ingeniería se establecen los cálculos justificativos relativos a las modificaciones estructurales y mecánicas mediante herramientas de cálculo convencionales y de elementos finitos. De este modo se somete a la grúa a las diferentes condiciones de operación, así como a situaciones excepcionales a las que se ve sometida, ejecutándose diversos análisis (tensional, pandeo, estabilidad, fatiga, etc.). Así se procede validar el diseño, previamente a la fase de fabricación.

La fase de fabricación de las piezas que sustituirán y/o complementarán a las anteriores (suplementos en patas, refuerzos, extensión de pluma, etc.). En esta fase es importante trazar con antelación la calidad de los materiales y de los procesos de fabricación, dado el coste que implica la falta de definición de los mismos, una vez fabricados.

El izado de la grúa es un trabajo de riesgo que se define en función de cada caso, utilizando diversas soluciones, como grúas móviles, pórticos y monorrieles.

En la fase de montaje se realizan diversos trabajos (refuerzos estructurales, soldadura, atornillamiento, etc.), así como los posibles cambios mecánicos a realizar debido a que la grúa tiene una altura mayor y unas características diferentes tras la modificación. (cambio de tambores de elevación, cableado eléctrico, modificación del ascensor, iluminación, etc.).

Invirtiendo la Primera Ley de Kippel

En la novela de P.K. Dick, el Kippel son los objetos inútiles, los residuos, lo que ya no sirve y se va adueñando del espacio colonizándolo, según la máxima “El Kippel expulsa al No Kippel”.

En un mundo donde cada vez es más difícil deshacerse de la basura que generamos ante la magnitud de nuestro kippel, donde el desarrollo o es sostenible o no es desarrollo, el proceso de recrecido de grúas está en el centro de la sostenibilidad. Permite aumentar la capacidad y eficiencia operativa de estas grúas, con el fin de adaptarse a estos nuevos buques gigantes portacontenedores, alargando su vida para que sigan siendo funcionales.

En Zeuko llevamos realizando labores de recrecido de grúas desde la década de los 90 con operadores como APMT, TCB y MSC o NOATUM. Somos una de las 3 o 4 empresas capaces de hacer este tipo de trabajos a nivel mundial, y la única empresa vasca y española.

Gracias a este tipo de trabajos estas grandes estructuras pueden tener una vida útil que puede llegar a los 50 años, mucho más allá de la previsión inicial.

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