Recrecido de grúas: errores comunes y nuevos retos

El proceso de recrecido de grúas se gestó por primera vez en los años 90 y se desarrolla a partir del año 2000 debido a la necesidad de mejorar la competitividad en las terminales de contendores. Navieras como Maersk comenzaron a fabricar megabuques como el Maersk clase Triple E de 400 metros de eslora y 59 metros de manga. Este tipo de buque, capaz de transportar 2500 contenedores más que el modelo anterior de la misma naviera, el Clase-E, nos deja una cifra de 18000 TEUS de capacidad. En este momento estamos ya en 24.000 TEUS que puede transportar el recién estrenado ‘MSC Gülsün’.

Después de haber participado en obras de recrecido de grúas desde diferentes perspectivas -cómo propiedad, como adjudicatario y como supervisor de las obras-, observamos algunos errores comunes fácilmente subsanables y que la terminal probablemente desconoce al ser la primera vez que se enfrenta a este tipo de retos.

  • ¿De qué material está hecha la grúa?

Las soluciones para el incremento de altura y alcance de la grúa pasan por nuevas uniones atornilladas o soldadas, o ambas a la vez. Cada una con ventajas e inconvenientes.

En un caso real, después de intentar soldar sin éxito los cubos insertados en las patas para ganar altura, se descubrió que había una diferente composición del acero de la grúa respecto a la del nuevo cubo a insertar. Esto se puede evitar con un simple análisis previo del material.

  • El momento crítico de la elevación

Para poder insertar el nuevo material con el que conseguir mayor altura y alcance, la grúa ha de separarse de su base y ganar altura, creando un hueco en el que incluir el nuevo inserto.

El sistema que se usa para esta operación suele ser hidráulico, y para ello nos apoyamos de la mejor manera posible en la viga portal. Ésta no está diseñada originalmente para esta operación; un fallo en el sistema hidráulico puede producir un desequilibrio de cargas que aumente la solicitación sobre uno de los apoyos de la grúa.

La deformación de la viga portal es costosa y requiere de una laboriosa ingeniería de apoyo para sustituir una de las principales vigas de la grúa.

  • Parece que la viga se ha abollado un poco

Cuando sustentamos la grúa para su recrecido es común pensar en el cálculo y el esfuerzo que soporta todo el sistema hidráulico para elevarla, pero pocas veces pensamos que la zona de apoyo–la viga portal- debe soportar unas cargas para las que no está diseñada.

Esta zona de apoyo entre el sistema de elevación y la grúa requiere de un cálculo local preciso. Casi con toda seguridad un refuerzo estructural local evitará desagradables sorpresas en forma de abolladuras.

Cuando diseñamos una obra de recrecido de grúa tenemos en cuenta estos y otros muchos factores que inciden en el proceso basándonos en nuestra experiencia acumulada.

Nuevos retos

Afrontando el reto de la digitalización de la industria portuaria trabajamos en la sensorización de activos. A partir de la captura masiva de datos aportamos el conocimiento necesario para generar patrones y algoritmos entrenados que detecten estados de funcionamiento que precedan a determinadas averías. El objetivo final es llegar a un sistema prescriptivo, de forma que el cliente disponga de una serie de acciones a llevar a cabo de forma programada para evitar averías durante la operación.

Usando tecnologías habilitadoras de la Industria 4.0, hoy ya somos capaces de capturar terabytes de datos y procesarlos, generar patrones de comportamiento y predictivo, fabricar piezas metálicas con impresión 3D o identificar comportamientos usando visión artificial.

Nos hemos preparado para guiar a nuestros clientes a través de esta cuarta revolución industrial.

Anterior
20 años desde el primer recrecido de grúas
Siguiente
Desayuno informativo sobre el futuro del Puerto de Bilbao
Menú